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Actitud del instructor MM 277

Aunque los estudiantes deben estar dispuestos a empezar con responsabilidades menores y a dar evidencia de que se puede confiar en ellos, él [el instructor] debe sentir por ellos el más afectuoso cariño. No debe desalentarse por la ignorancia de ellos, sino darles crédito por todas las buenas cualidades que poseen. Al educarse a sí mismo en este sentido, obtiene una experiencia inestimable: una experiencia que necesita para convertirse en un cristiano práctico. MM 277.2

Si los estudiantes cometen errores, no piense él que no merecen otra prueba, como si hubieran cometido pecados imperdonables. Debe señalarles sus errores en forma amable, y ellos, a su turno, se mostrarán agradecidos por contar con un amigo tan fiel que les hace ver sus faltas y les enseña cómo corregirlas. Desechar a los que yerran, o tratarlos fríamente, no sería actuar como Cristo se portó con él. Todos somos falibles y necesitamos la compasión, la consideración y el perdón mutuo. Él no puede hallar perfección en ninguna parte y no debe esperarla, mas debe tener paciencia con la perversidad de los hombres, y tratar de enseñarlos.—Carta 1, 1885. MM 277.3