El pecado ocasiona enfermedad física y espiritual, Cristo ha hecho posible para nosotros que nos libremos de esta maldición. El Señor promete renovar el alma por medio de la verdad. El Espíritu Santo habilitará a todo el que esté dispuesto a ser educado para que comunique la verdad con poder. Renovará todo órgano del cuerpo para que los siervos de Dios puedan trabajar aceptable y exitosamente. La vitalidad aumenta bajo la influencia de la acción del Espíritu. Elevémonos entonces, por este poder, a una atmósfera más alta y más santa, para que podamos realizar bien la labor que se nos ha asignado.—The Review and Herald, 14 de enero de 1902. MM 14.2