Si los que están enfermos ejercitaran los músculos diariamente, tanto las mujeres como los hombres, en la vida al aire libre, utilizando el cerebro, los huesos y los músculos en forma proporcionada, la debilidad y la languidez desaparecerían. La salud tomaría el lugar de la enfermedad, y la fuerza el de la debilidad. MM 394.5
Que los enfermos hagan todo lo que esté a su alcance, por medio de prácticas correctas al comer, beber y vestir, y haciendo ejercicio sensatamente, para asegurar la recuperación de la salud. A los pacientes que vienen a nuestros sanatorios que se les enseñe a cooperar con Dios en la búsqueda de la salud. “Vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios”. Dios hizo los nervios y los músculos para que se utilizaran. Es la inacción de la maquinaria humana lo que trae sufrimiento y enfermedad.—Carta 5, 1904. MM 395.1