La intemperancia en el estudio es una especie de intoxicación; y los que se entregan a ella, como el borracho, se desvían de la senda segura y caen en las tinieblas. El Señor quiere que todo alumno tenga presente que debe mantener la vista fija sólo en la gloria de Dios. No ha de agotar ni malgastar sus facultades físicas y mentales tratando de adquirir todo el conocimiento posible de las ciencias, sino que debe conservar la frescura y el vigor de ellas para dedicarse a la obra que el Señor le ha señalado: ayudar a las almas a hallar la senda de la justicia.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 391. MM 106.2