En la Palabra de Dios hay grandiosas verdades que son dignas de un intenso estudio. ¿Menospreciaremos estas grandes verdades fundamentales para entrar en especulación sobre lo que no ha sido claramente revelado? Acerca de algunas de estas doctrinas teóricas frecuentemente se me hacen preguntas que yo no me siento con libertad de responder. Algunas veces contesto a los que me hacen tales preguntas: “Usted tiene la Palabra. Si el Señor deseara que supiera ese asunto, usted encontraría la respuesta en su Palabra, y no necesitaría preguntarme a mí. Si llegamos al cielo, allí entenderemos los asuntos que aquí no nos son claros.” Estudiemos estas grandiosas verdades de las Escrituras; ellas son suficientes para llenar la máxima capacidad de nuestra mente. MM 132.3
“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. Oh, ¿conocemos a Dios como deberíamoso? ¡Qué alivio, qué gozo deberíamos tener si aprendiéramos diariamente la lección que él desea que aprendamos! Debemos conocerlo en forma experimental. Esto será benéfico para que pasemos más tiempo en oración secreta, familiarizándonos personalmente con nuestro Padre celestial. En nuestra debilidad, podemos allegarnos a él y solicitarle que nos imparta comprensión de lo que hará a nuestro favor al separar de nosotros todo lo que difiera de su propio carácter.—The Review and Herald, 15 de agosto de 1907. MM 133.1