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Avancemos con eficiencia creciente IR 131

He sido instruida para decir a nuestros hermanos ministros: Procurad que los mensajes que salen de vuestros labios estén llenos del poder del Espíritu de Dios. Si alguna vez hubo un momento cuando necesitamos la dirección especial del Espíritu Santo, ese momento es ahora. Necesitamos una total consagración. Ya es tiempo de que demos al mundo una demostración del poder de Dios en nuestras propias vidas y en nuestro ministerio. IR 131.1

El Señor desea que la obra de proclamar el mensaje del tercer ángel, se lleve a cabo con eficiencia creciente. Así como ha obrado en todas las edades para dar victorias a su pueblo, también en esta época desea que su propósito en favor de su iglesia se cumpla en forma triunfante. Encarece a sus santos creyentes que avancen unidos, de fortaleza a mayor fortaleza, de la fe a una mayor seguridad y confianza en la verdad y la justicia de su causa. IR 131.2

Debemos mantenernos tan firmes como una roca, en nuestra fidelidad a los principios de la Palabra de Dios, recordando que el Señor está con nosotros para darnos fortaleza a fin de enfrentar cada nueva situación. Mantengámonos siempre fieles en nuestras vidas a los principios de la justicia para que podamos avanzar de fortaleza en fortaleza en el nombre del Señor. Debemos conservar como algo muy sagrado, la fe que ha sido fundamentada por las instrucciones y la aprobación del Espíritu de Dios desde los comienzos de nuestra historia hasta el momento actual. Debemos atesorar como muy preciosa la obra que el Señor ha estado llevando a cabo por medio de su pueblo que guarda sus mandamientos, y que, en virtud del poder de su gracia, aumentará en fortaleza y eficiencia a medida que el tiempo avance. El enemigo está tratando de anublar el discernimiento del pueblo de Dios y debilitar su eficiencia, pero si éste obra de acuerdo con la dirección del Espíritu de Dios, el Señor abrirá puertas de oportunidad ante él para que lleve a cabo la obra de edificar las ruinas antiguas. Experimentará constante crecimiento, hasta que el Señor descienda del cielo con poder y gran gloria para poner el sello de su triunfo final sobre sus fieles. IR 132.1