La música es de origen divino. Hay gran poder en ella. Fue la música de la hueste angelical la que emocionó el corazón de los pastores en las llanuras de Belén y alcanzó el mundo entero. Es mediante la música como nuestras alabanzas se elevan a aquel que es la personificación de la pureza y la armonía. Es con música y con cantos de victoria como los redimidos entrarán finalmente en la recompensa eterna. Mu 55.1
Hay algo particularmente sagrado en la voz humana. Su armonía y su rasgo sentimental suave e inspirado por el Cielo excede todo instrumento musical. La música vocal es uno de los dones que Dios ha dado a los hombres, un instrumento que no puede ser igualado, y menos aún superado, cuando el amor de Dios abunda en el alma. El cantar con el espíritu y el entendimiento es, además, una gran adición a los servicios de devoción en la casa de Dios. Mu 55.2
¡Cómo ha sido prostituido este don! Santificado y refinado haría un gran bien, quebrantando las barreras del prejuicio y la incredulidad empedernida, y sería el medio de convertir almas. No es suficiente entender los rudimentos del arte de cantar, sino también, junto con la comprensión y el conocimiento debe haber tal conexión con el Cielo que los ángeles puedan cantar por intermedio de nosotros. Mu 55.3