El lenguaje grandilocuente no es apropiado en la oración, ya sea la petición hecha en el púlpito, en el círculo de la familia o en secreto. Especialmente aquel que ora en público debe emplear un lenguaje sencillo, a fin de que otros puedan entender lo que dice y unirse a la petición. Or 231.1
Es la sentida oración de fe la que es oída en el cielo y contestada en la tierra.—Obreros Evangélicos, 186. Or 231.2