Ningún poder humano puede sanar al enfermo, pero por medio de la oración de fe, el poderoso Sanador ha cumplido su promesa en favor de los que han invocado su nombre.—Mensajes Selectos 3:338. Or 279.2
Hagamos la misma obra que hicieron los apóstoles de Cristo; ofrezcamos oraciones por los enfermos, pues hay muchos que no pueden tener las ventajas de nuestros sanatorios. El Señor quitará enfermedades en respuesta a la oración.—El ministerio médico, 320. Or 279.3