Go to full page →

Creían y temblaban UE 138

Aunque los príncipes judíos habían tenido éxito en llevar a Cristo a la muerte, no se sentían tranquilos. Conocían perfectamente su extraordinario poder. UE 138.4

Algunos de ellos habían estado junto a la tumba de Lázaro y lo habían visto resucitar. Ahora temblaban temiendo que Cristo mismo resucitase de los muertos y de nuevo apareciera ante ellos. UE 138.5

Habían oído a Jesús decir a la multitud que tenía poder para deponer su vida y para volverla a tomar. UE 138.6

Recordaban que había dicho: “Destruid este templo y en tres días lo levantaré” (Juan 2:19), y sabían que estaba hablando de su propio cuerpo. UE 138.7

Judas les había contado que Cristo en su último viaje a Jerusalén había dicho a sus discípulos: UE 138.8

“Ahora subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitará”. Mateo 20:18, 19. UE 139.1

Ahora recordaban muchas cosas que él había expresado prediciendo su resurrección. Por más que quisieran no podían olvidarlas. Como su padre el diablo, creían y temblaban. UE 139.2

Todo les indicaba que Jesús era efectivamente el Hijo de Dios. No podían dormir, porque estaban más preocupados por él ahora en su muerte, que antes cuando vivía. UE 139.3

Dispuestos a hacer todo lo posible para mantenerlo en la tumba, pidieron a Pilato que sellara el sepulcro y lo hiciera custodiar hasta el tercer día. Pilato colocó una compañía de soldados a disposición de los sacerdotes, y les dijo: UE 139.4

“Ahí tenéis una guardia; id, aseguradlo como sabéis. Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia”. Mateo 27:65, 66. UE 139.5