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“¡Es culpable y debe morir!” UE 106

Al pronunciar Jesús las palabras declarándose el Hijo de Dios, y Juez del mundo, el sumo sacerdote rasgó su manto, como para demostrar su horror. Elevó sus manos al cielo y dijo: UE 106.4

“Ha blasfemado: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? Ahora mismo habéis oído su blasfemia. ¿Qué os parece?” UE 106.5

Los jueces contestaron: “¡Es reo de muerte!” Mateo 26:65, 66. UE 106.6

Era contrario a la ley judía someter a juicio a un preso durante la noche. Aunque la condenación de Cristo había sido resuelta, debía haber un juicio formal hecho de día. UE 106.7

Jesús fue llevado a la guardia y allí sufrió las burlas y el escarnio de los soldados y la chusma. UE 107.1

Al amanecer fue llevado de nuevo ante sus jueces y se pronunció la sentencia final de condenación. UE 107.2

Una furia satánica tomó entonces posesión de los dirigentes y del pueblo. El ruido de las voces era como el de bestias salvajes. Se agolpaban presionando contra Jesús, mientras gritaban: “¡Es culpable, matadle!”, y si no hubiera sido por los soldados, lo habrían hecho pedazos. Pero la autoridad romana se interpuso, y por la fuerza frenó la violencia del populacho. UE 107.3

Los sacerdotes, los gobernantes y la multitud se unieron en los insultos al Salvador. Le arrojaron unas vestiduras viejas sobre la cabeza y sus agresores también lo herían en el rostro diciendo: UE 107.4

“Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó”. Mateo 26:68. UE 107.5

Cuando se quitó el manto, uno de los que se burlaban lo escupió en el rostro. UE 107.6

Los ángeles de Dios registraron fielmente cada mirada, cada palabra y cada acto insultante contra su amado General. Un día aquellos hombres ruines, que escarnecieron y escupieron el rostro pálido y sereno de Cristo, lo contemplarán de nuevo, glorioso y más brillante que el sol. UE 107.7