Fue en el monte con Dios donde Moisés contempló el modelo de aquel edificio maravilloso que había de ser morada de la gloria divina. Es en el monte con Dios—el lugar secreto de comunión—donde hemos de contemplar su glorioso ideal para la humanidad. Así seremos habilitados para dirigir de tal manera la edificación de nuestro carácter que se realice para nosotros la promesa: “Habitaré y andaré entre ellos. Seré su Dios, y ellos serán mi pueblo”.12 Corintios 6:16. MJ 175.1
Mientras atendemos nuestros quehaceres diarios, deberíamos elevar el espíritu al cielo en oración. Estas peticiones silenciosas suben como incienso ante el trono de gracia y los esfuerzos del enemigo quedan frustrados. El cristiano cuyo corazón se apoya así en Dios, no puede ser vencido. No hay malas artes que puedan destruir su paz. Todas las promesas de la Palabra de Dios, todo el poder de la gracia divina, todos los recursos de Jehová están empleados para asegurar su liberación. Así fue como anduvo Enoc con Dios. Y Dios estaba con él, sirviéndole de fuerte auxilio en todo momento de necesidad [...]. MJ 175.2