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Ebrios mentales MJ 198

Cuando se cultiva el gusto por las historias sensacionales y excitantes, se pervierte el gusto moral, y la mente no se satisface a menos que sea constantemente alimentada con este alimento inútil, malsano. He visto a señoritas, seguidoras profesas de Cristo, que se sentían realmente infelices a menos que tuviesen entre sus manos alguna nueva novela o folletín. La mente ansía el estimulante así como el beodo ansía la bebida intoxicante. Estas jóvenes no manifestaban espíritu de devoción, ninguna luz celestial irradiaba sobre sus compañeras para conducirlas a la fuente del conocimiento. No tenían una experiencia religiosa profunda. Si no hubieran tenido siempre delante esta clase de lectura, habría habido alguna esperanza de que se reformaran, pero la ansiaban y estaban resueltas a tenerla. MJ 198.6

Me apena ver a los jóvenes de ambos sexos que así arruinan su utilidad para esta vida y dejan de obtener la experiencia que los prepararía para la vida eterna en la sociedad celestial. No podemos hallar nombre más apropiado para ellos que el de “ebrios mentales”. MJ 199.1

Los intemperantes hábitos de lectura ejercen sobre el cerebro una influencia perniciosa tan cierta como la de la intemperancia en la comida y la bebida. MJ 199.2