El Señor Jesús nos pide que reconozcamos los derechos de cada ser humano. Hemos de considerar los derechos sociales de los hombres y sus derechos como cristianos. A todos debemos tratar con cortesía y delicadeza, como hijos e hijas de Dios. MJ 298.1
El cristianismo hará de todo hombre un cumplido caballero. Cristo fue cortés aun con sus perseguidores; y sus discípulos verdaderos manifestarán el mismo espíritu. Miren a Pablo cuando compareció ante los magistrados. Su discurso ante Agripa es un dechado de verdadera cortesía y de persuasiva elocuencia. El evangelio no fomenta la cortesía formalista, tan corriente en el mundo, sino la cortesía que brota de la verdadera bondad del corazón. MJ 298.2
El cultivo más esmerado del decoro externo no basta para terminar con el enojo, el juicio implacable y la palabra inconveniente. El verdadero refinamiento no traslucirá mientras se siga considerando al yo como objeto supremo. El amor debe residir en el corazón. Un cristiano cabal funda sus motivos de acción en el amor profundo que tiene por el Maestro. De las raíces de su amor a Cristo brota un interés abnegado por sus hermanos. El amor comunica, al que lo posee, gracia, decoro y gentileza en el modo de portarse. Ilumina el rostro y modula la voz; refina y eleva al ser entero.—El Ministerio de Curación, 390, 391. MJ 298.3