La verdadera educación significa más que seguir cierto curso de estudios. Es amplia. Incluye el desarrollo armonioso de todas las facultades físicas y mentales. Enseña a amar y temer a Dios, y es una preparación para el fiel cumplimiento de los deberes de la vida.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 63.
La verdadera educación es la preparación de las facultades físicas, mentales y morales para la ejecución de todo deber; es el adiestramiento del cuerpo, la mente y el espíritu para el servicio divino. Esta es la educación que perdurará en la vida eterna.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 265.