La obra de Cristo consistió, en extenso grado, en entrevistas personales. Él tenía en la máxima consideración el auditorio de una sola persona, la cual luego transmitió a miles el conocimiento recibido. MJ 142.1
Los trabajadores de más éxito son quienes están dispuestos a trabajar alegremente para servir a Dios en las cosas pequeñas. Cada ser humano ha de trabajar con su hilo personal, tejerlo en la trama que forma el tejido y completar el diseño [...]. MJ 142.2
Eduquen a los jóvenes para que ayuden a los jóvenes; y al tratar de hacer este trabajo, cada uno obtendrá la experiencia que lo capacitará para llegar a ser un obrero consagrado en una esfera más vasta. Miles de corazones pueden ser alcanzados del modo más sencillo. MJ 142.3
Los hombres y las mujeres más inteligentes, los que son considerados y elogiados como los más insignes y mejor dotados del mundo, con frecuencia son refrescados por las palabras más humildes y sencillas de alguien que ama a Dios y que puede hablar de ese amor con la misma naturalidad con que un mundano habla de las cosas que su ser contempla y de las cuales se alimenta. Las palabras, aun bien preparadas y estudiadas, tienen poca influencia; pero la obra verdadera, sincera, de un hijo o hija de Dios, ya sea llevada a cabo por palabras o por medio de un pequeño servicio hecho con natural sencillez, abrirá la puerta de entrada a muchas personas, por largo tiempo cerrada.—The Review and Herald, 9 de mayo de 1899. MJ 142.4