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Vivir en la atmósfera del cielo 1MCP 156

Debemos guiarnos por la teología verdadera y el sentido común. Nuestras almas deben estar rodeadas por la atmósfera del cielo. Los hombres y las mujeres tienen que vigilarse; han de estar constantemente en guardia, no deben permitir que alguna palabra o acto pueda ser usado para hablar mal de su conducta. El que profesa seguir a Cristo tiene que vigilarse, mantenerse puro y sin contaminación en sus pensamientos, palabras y actos. Su influencia sobre los demás ha de ser elevadora. Su vida ha de reflejar los brillantes rayos del Sol de Justicia.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 244 (1913). 1MCP 156.3