Ame cada uno de ellos al otro antes de exigir que el otro lo ame. Cultive lo más noble que haya en sí mismo y esté pronto a reconocer las buenas cualidades del otro. El saberse apreciado es un admirable estímulo y motivo de satisfacción. El compañerismo y el respeto alientan el esfuerzo por alcanzar la excelencia, y el amor aumenta al impulsar la persecución de fines cada vez más nobles.—El Ministerio de Curación, 279 (1905). 1MCP 163.1