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Su vida era armoniosa 1MCP 190

La vida de Jesús de Nazaret fue diferente de la de todos los demás hombres. Su vida entera estuvo caracterizada por la bondad desinteresada y la belleza de la santidad. En su seno se encontraba el amor más puro, libre de toda mancha de egoísmo y pecado. Su vida fue perfectamente armoniosa. Él es el único y verdadero modelo de bondad y perfección. Desde el comienzo de su ministerio los hombres comenzaron a comprender más claramente el carácter de Dios. Hasta el tiempo de la primera venida de Cristo, los hombres adoraron a dioses crueles y despóticos. Incluso la mente judía fue alcanzada por el temor y no el amor. Mientras estuvo en la tierra, Cristo tenía la misión de revelar a los hombres que Dios no era un déspota sino un Padre celestial, lleno de amor y misericordia hacia sus hijos.—Manuscrito 132, 1902. 1MCP 190.3