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El amor constituye nuestro cielo 1MCP 252

El amor de Cristo constituye nuestro cielo. Pero cuando procuramos hablar de este amor, el lenguaje nos falta. Pensamos en su vida sobre la tierra, en su sacrificio por nosotros; pensamos en su obra en los cielos como nuestro abogado, en las mansiones que está preparando para los que le aman; y no podemos menos que exclamar: “¡Qué altura y qué profundidad del amor de Cristo!” Al detenernos al pie de la cruz captamos una leve idea del amor de Dios, y decimos: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”. 1 Juan 4:10. Pero al contemplar a Jesús apenas estamos tocando el borde de un amor que es inmensurable. Su amor es como un vasto océano, sin fondo ni orillas.—The Review and Herald, 6 de mayo de 1902. 1MCP 252.5