Es un error hacer creer a los hombres que los obreros de Cristo no debieran hacer nada antes de haber llevado el asunto a una persona de responsabilidad. No se debe educar a los hombres para que consideren a los hombres como si fueran Dios. Aunque es necesario que haya consejo y unidad de acción entre los obreros, la opinión y el juicio de un hombre no deben ser el poder controlador.—The Review and Herald, 7 de agosto de 1894. 1MCP 265.1
Dios es el dirigente de su pueblo, y él enseñará cómo usar su cerebro a los que le entregan sus mentes. Al emplear su capacidad ejecutiva, crecerán en eficiencia. La herencia del Señor está formada por vasos grandes y pequeños, pero cada uno de ellos tiene una obra individual que hacer. No ha de dependerse del juicio de un hombre, o de dos o tres hombres, como si fueran el camino seguro que todos deben seguir. Miren todos a Dios, confíen en él, y crean plenamente en su poder. Únanse en yugo con Cristo y no con los hombres, porque estos no tienen poder de impedirles que caigan.—Carta 88, 1896. 1MCP 265.2
Usted debe depender de Dios. No puede permitir que otros hombres vacíen sus mentes en la de usted. No ha de permitirles que, por su persuasión, lo conduzcan por un sendero falso. Ponga su confianza completamente en quien declara: “No te desampararé ni te dejaré”. Hebreos 13:5.—Carta 92, 1903. 1MCP 265.3
Cuando los hombres dejen de depender de los hombres, cuando hagan de Dios su eficiencia, se manifestará más confianza mutua. Nuestra fe en Dios es sumamente débil y nuestra confianza mutua es demasiado exigua.—Testimonios para los Ministros, 214 (1895). 1MCP 265.4
Por medio de ferviente oración y de una completa confianza en Dios, Salomón alcanzó un grado de sabiduría que despertó la admiración del mundo. Pero cuando se alejó de la Fuente de su fuerza y se apoyó en sí mismo, cayó presa de la tentación. Entonces las facultades maravillosas que habían sido concedidas al más sabio de los reyes, solo lo convirtieron en un agente eficaz del adversario de las almas.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 563, 564 (1911). 1MCP 265.5
Los hombres, que debieran ser tan leales como la brújula al polo en toda emergencia, han llegado a ser ineficientes por sus esfuerzos de protegerse de la censura y por evadir las responsabilidades por temor al fracaso. Los hombres de intelectos gigantescos son apenas bebés en la disciplina porque son cobardes con respecto a tomar y llevar las cargas que deberían llevar. Descuidan el llegar a ser eficientes. Han confiado por demasiado tiempo en que otro planifique por ellos y les haga pensar que están altamente capacitados para trabajar por sí mismos en favor de la causa de Dios. Las deficiencias mentales salen a nuestro encuentro en todo momento. 1MCP 266.1
Los hombres que se contentan con permitir que otros hagan planes y piensen por ellos no están completamente desarrollados. Si tuvieran que hacer solos sus planes se descubriría que son juiciosos y calculadores. Pero cuando se conectan con la causa de Dios, es algo totalmente diferente para ellos; pierden esta capacidad casi por completo. Se satisfacen en seguir siendo incompetentes e ineficientes como si otros debieran trazar los planes y pensar por ellos. Algunos parecen ser incapaces de abrir un camino por sí mismos. ¿Deben ellos siempre confiar en que otros piensen y planifiquen y estudien por ellos, y sean así su mente y su juicio? Dios se avergüenza de tales soldados. Él no recibe honra cuando tienen alguna parte en su obra puesto que son solo máquinas.—Testimonies for the Church 3:495, 496 (1875). 1MCP 266.2
Se necesitan hombres independientes, de esfuerzo ardoroso, cuyos caracteres no sean tan impresionables como la arcilla. Aquellos que desean que se les dé el trabajo listo para sus manos, que desean una cantidad fija que hacer y un salario fijo, y que desean hallar un molde exacto sin la molestia de adaptarse ni prepararse, no son los hombres a quienes Dios llama a trabajar en su causa. Un hombre que no pueda adaptar sus capacidades a casi cualquier lugar, si la necesidad lo exige, no es el hombre para este tiempo. 1MCP 266.3
Los hombres a quienes Dios relacionará con su obra no han de ser flexibles ni carecer de fibra, músculo y fuerza moral de carácter. [Únicamente con esfuerzo perseverante y continuo pueden los hombres tener la disciplina necesaria como para hacer una parte en la obra de Dios. Estos hombres no debieran desanimarse si las circunstancias y el ambiente son muy desfavorables. No debieran abandonar su propósito, como si fueran un fracaso total, hasta que estén convencidos más allá de toda duda de que no pueden hacer mucho para el honor de Dios y el bien de sus almas].—Obreros Evangélicos, 139; Testimonies for the Church 3:496 (1875). 1MCP 267.1
Los males del amor propio y de una independencia no santificada, que dañarán mucho nuestra utilidad y que nos llevarán a la ruina si no la vencemos, proceden del egoísmo. “Tomen decisiones unidos” es el mensaje que el ángel de Dios me repitió una y otra vez. Al influir sobre el juicio de un hombre, Satanás puede obtener el control de las cosas para favorecer sus intereses. Puede tener éxito en desviar las mentes de dos personas; pero cuando varias personas deliberan juntas, hay mayor seguridad. Cualquier plan será analizado con mayor cuidado; todo avance se estudiará con más atención. En consecuencia, habrá menos peligro de tomar decisiones precipitadas o erróneas que provocarían confusión, perplejidad y derrota. En la unión hay fuerza. En la división hay debilidad y derrota.—Testimonies for the Church 5:29, 30 (1882). 1MCP 267.2