El Señor pide que jóvenes y señoritas entren en su servicio. Los jóvenes son receptivos, fuertes, ardientes y esperanzados. Una vez que hayan gustado la bendición del sacrificio propio, no estarán satisfechos a menos que estén aprendiendo constantemente del gran Maestro. El Señor abrirá caminos delante de los que quieran responder a su llamado.—EC 457 (1900). 1MCP 283.1