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Los males de la inacción física y el exceso de actividad mental 1MCP 311

Todo el cuerpo ha sido creado para la acción, y a menos que se mantengan sanas las facultades físicas mediante el ejercicio activo, las facultades mentales no podrán ser empleadas por mucho tiempo al máximo de su capacidad. La inacción física que parece casi inevitable en el aula, junto con otras condiciones malsanas, hace de ella un lugar difícil para los niños, especialmente para los de constitución débil [...]. No es extraño que en ella se eche con tanta frecuencia el cimiento de enfermedades crónicas. El cerebro, el más delicado de los órganos físicos, origen de la energía nerviosa de todo el organismo, sufre el daño mayor. Obligado a realizar una actividad prematura o excesiva, y en condiciones malsanas, se debilita, y con frecuencia los malos resultados son permanentes.—La Educación, 207, 208 (1903). 1MCP 311.1