La eliminación de una salvaguardia de la conciencia, el dejar de hacer exactamente lo que Dios ha indicado, un paso en la senda de los principios equivocados, a menudo conduce a un cambio completo en la vida y los hechos [...]. Estamos seguros únicamente al seguir por donde Cristo nos dirige. El sendero llegará a ser más claro, más y más brillante, hasta que el día sea perfecto.—Carta 71, 1898. 1MCP 318.4