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La conciencia ha de ser purificada 1MCP 324

Cada habitación del templo de su alma ha llegado a estar más o menos contaminada, y necesita limpieza. Ha de entrarse al aposento de la conciencia lleno de telarañas. Las ventanas del alma tienen que ser cerradas hacia la tierra y abiertas de par en par hacia el cielo, a fin de que los brillantes rayos del Sol de justicia tengan libre acceso a ella. La memoria debe ser refrescada por los principios bíblicos. La mente ha de ser mantenida limpia y pura a fin de que pueda distinguir entre el bien y el mal. Al repetir la oración que Cristo enseñó a sus discípulos, y luego procurar contestarla en la vida diaria, el Espíritu Santo renovará la mente y el corazón y le dará fuerzas para llevar a cabo propósitos elevados y santos.—Manuscrito 24, 1901. 1MCP 324.4