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Enfrentar los impulsos, la impaciencia, el orgullo y la estima propia 1MCP 92

El tratar con las mentes humanas es la obra más delicada que se haya confiado alguna vez a los mortales, y los maestros necesitan constantemente la ayuda del Espíritu de Dios para poder hacer correctamente su trabajo. Entre los jóvenes que asisten a la escuela se encontrará una gran diversidad de caracteres y educación. El maestro hará frente a los impulsos, la impaciencia, el orgullo, el egoísmo, y la estima propia desmedida. Algunos de los jóvenes han vivido en un ambiente de restricción arbitraria y dureza, que ha desarrollado en ellos un espíritu de obstinación y desafío. Otros han sido mimados, y sus padres, excediéndose en sus afectos, les han permitido seguir sus propias inclinaciones. Han disculpado sus defectos hasta deformarles el carácter.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 251 (1913). 1MCP 92.1