Go to full page →

Los ojos fijos en Cristo 1MCP 123

Cuando Cristo tomó sobre sí la naturaleza humana, unió a la humanidad consigo mismo con un lazo de amor que jamás romperá poder alguno, salvo la elección del hombre mismo. Constantemente Satanás nos presenta engaños para inducirnos a romper este lazo, para elegir separarnos de Cristo. Sobre esto necesitamos velar, luchar, orar, para que ninguna cosa pueda inducirnos a elegir otro señor; pues estamos siempre libres para hacer esto. Pero tengamos los ojos fijos en Cristo, y él nos preservará. Mirando a Jesús estamos seguros. Nada puede arrebatarnos de su mano. Mirándolo constantemente “somos transformados, de gloria en gloria en su misma imagen, por la acción del Espíritu del Señor”. 2 Corintios 3:18.—El Camino a Cristo, 72. 1MCP 123.4