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Siervos del pecado 2MCP 161

“¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerlo, sois esclavos de aquel a quien obedecéis?”. Romanos 6:16. Si cedemos a la ira, la concupiscencia, la codicia, el odio, el egoísmo, o algún otro pecado, nos hacemos siervos del pecado. “Ningún siervo puede servir a dos señores”. Lucas 16:13. Si servimos al pecado, no podemos servir a Cristo. El cristiano sentirá las incitaciones del pecado, porque la carne codicia contra el Espíritu; pero el Espíritu batalla contra la carne, manteniéndose en una lucha constante. Aquí es donde se necesita la ayuda de Cristo. La debilidad humana llega a unirse a la fortaleza divina, y la fe exclama: “Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio del Señor nuestro Jesucristo”. 1 Corintios 15:57.—EC 121, 122 (1881). 2MCP 161.2