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Nunca pronuncies una palabra de duda 2MCP 217

Todos tenemos pruebas, aflicciones duras que sobrellevar y tentaciones fuertes que resistir. Pero no las cuentes a los mortales, más bien llevemos todo a Dios en oración. Tengamos por regla no proferir nunca palabras de duda o desaliento. Si hablamos palabras de santo gozo y de esperanza, podremos hacer mucho más para alumbrar el camino de otros y fortalecer sus esfuerzos.—El Camino a Cristo, 121 (1892). 2MCP 217.5