Algunos jóvenes creen que si pudieran pasar toda la vida sin hacer nada serían extremadamente felices. Ellos cultivan el odio hacia el trabajo útil. Envidian a los hijos del placer que dedican sus vidas a la diversión y la alegría [...]. La infelicidad y la angustia son el resultado de tales pensamientos y conducta. “No hacer nada” ha hundido en la perdición a más de un joven. 2MCP 247.4
El trabajo bien regulado es esencial para el éxito de cada joven. Dios no habría podido infligir una maldición mayor sobre los hombres y las mujeres que condenarlos a una vida de inacción. La ociosidad destruirá el alma y el cuerpo. Se debilitan el corazón, el carácter moral y las energías físicas. El intelecto sufre y el corazón queda expuesto a la tentación como una avenida abierta para hundirse en todo vicio. La persona indolente tienta al diablo a que lo tiente.—Nuestra Elavada Vocacion, 224 (1871). 2MCP 247.5