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Cultiven el amor 2MCP 250

Hay que cultivar el amor a Dios y al prójimo, porque es tan precioso como el oro. Necesitamos ahora representar de la mejor manera posible el carácter de la religión pura e incontaminada que, tanto por su naturaleza como por sus requerimientos, es lo contrario del egoísmo. Un amor como el que Cristo ejemplificó es incomparable; su valor supera al del oro, la plata o las piedras preciosas. Debemos orar por el amor que Cristo poseía, y procurarlo. El cristiano que lo posea tendrá un carácter que estará por encima de las debilidades humanas.—Carta 335, 1905. 2MCP 250.1