Go to full page →

No nos preocupemos por la indiferencia de los demás 2MCP 274

Es el amor a nosotros mismos lo que destruye nuestra paz. Mientras viva el yo, estaremos siempre dispuestos a protegerlo contra los insultos y la mortificación; pero cuando hayamos muerto al yo y nuestra vida esté escondida con Cristo en Dios, no tomaremos a pecho los desdenes y desaires. Seremos sordos a los vituperios y ciegos al escarnio y al ultraje.—El Discurso Maestro de Jesucristo, 19 (1896). 2MCP 274.4