El yo siempre albergará una gran estima por sí mismo. Cuando los hombres abandonan su primer amor, dejan de guardar los mandatos de Dios, y comienzan a criticarse unos a otros. Este espíritu seguirá luchando por la supremacía hasta el fin del tiempo. Satanás está tratando de fomentarlo de manera que los hermanos en su ignorancia intenten devorarse mutuamente. Esto no glorifica a Dios; por el contrario, lo deshonra muchísimo y contrista al Espíritu Santo. 2MCP 280.3
Satanás se regocija porque sabe que si puede lograr que un hermano vigile a otro hermano en la iglesia y en el ministerio, algunos se desalentarán y se desanimarán, y abandonarán su puesto del deber. Esta no es la obra del Espíritu Santo; un poder subalterno está trabajando en las cámaras de la mente y en el templo del alma para colocar sus atributos donde deberían estar los de Cristo.—The General Conference Bulletin, 25 de febrero de 1895, 338. 2MCP 280.4