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El elevado aprecio que se debe tener por la expiación queda anulado 2MCP 38

Cuando seguimos un patrón de conducta que tiende a disminuir el vigor mental y físico, ya sea en la comida, en la bebida o en cualquiera de nuestros hábitos, deshonramos a Dios porque le robamos el servicio que él espera de nosotros. Cuando complacemos el apetito a expensas de la salud, o cuando nos entregamos a hábitos que disminuyen nuestra vitalidad y nuestro vigor mental, no podemos tener un alto aprecio de la expiación y una correcta estima de las cosas eternas. Cuando nuestras mentes están en medio de la niebla y parcialmente paralizadas por la enfermedad, las tentaciones de Satanás nos vencen fácilmente.—Carta 27, 1872. 2MCP 38.2