La mente controla al ser humano en su totalidad. Todas nuestras acciones, buenas o malas, tienen su origen en la mente. Es la mente la que adora a Dios y nos vincula con los seres celestiales [...]. Todos los órganos físicos son siervos de la mente, y los nervios son los mensajeros que transmiten sus órdenes a cada parte del cuerpo, para dirigir los movimientos de la maquinaria viviente [...]. 2MCP 41.1
La actividad armoniosa de todas sus partes: cerebro, huesos y músculos, es necesaria para el desarrollo pleno y saludable del organismo humano en su totalidad.—La Educación, 33 (c 1897); Fundamentals of Christian Education, 426. 2MCP 41.2