Si Satanás puede anublar y engañar la mente humana al punto de inducir a los mortales a creer que hay en ellos un poder inherente para llevar a cabo grandes y buenas obras, dejarán de confiar en que Dios hará por ellos lo que creen que tienen poder para hacer por sí mismos. No le darán a Dios la gloria que él demanda, y que debemos a su grande y excelente Majestad. De esta manera Satanás alcanzará su objetivo, y se alegrará de que el hombre caído se exalte presuntuosamente a sí mismo.—Testimonies for the Church 1:294 (1862). 2MCP 361.1