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Dependamos constantemente de Dios 2MCP 373

Muchos son incapaces de idear planes definidos para el porvenir. Su vida es inestimable. No pueden entrever el desenlace de los asuntos, y esto los llena a menudo de ansiedad e inquietud. Recordemos que la vida de los hijos de Dios en este mundo es vida de peregrino. No tenemos sabiduría para planear nuestra vida. No nos incumbe amoldar el futuro a nuestra existencia. “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir por heredad; y salió sin saber dónde iba”. Hebreos 11:8. 2MCP 373.5

Cristo, en su vida terrenal, no se trazó planes personales. Aceptó los planes de Dios para él, y día tras día el Padre se los revelaba. Así debemos nosotros también depender de Dios, para que nuestras vidas fueran sencillamente el desarrollo de su voluntad. A medida que le encomendemos nuestros caminos, él dirigirá nuestros pasos.—El Ministerio de Curación, 380 (1905). 2MCP 373.6