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Humanidad y divinidad en momentos de conflicto 2MCP 397

El Señor siempre asigna una tarea a cada ser humano. Esta es la cooperación divino-humana. Aquí conocemos al hombre que obedece la luz que se le ha dado. Si Saúl hubiera dicho: “Señor, no me siento inclinado en lo más mínimo a seguir tus indicaciones para obrar mi propia salvación”, todo habría sido inútil, aunque Dios le hubiera dado diez veces más luz. 2MCP 397.1

La obra del hombre es colaborar con Dios. Y el conflicto más duro y más severo se produce cuando llega la hora de la gran resolución del ser humano de someter su voluntad y sus caminos a la voluntad y los caminos de Dios, y confiar en las influencias de la gracia que lo han acompañado durante toda su vida. El hombre debe llevar a cabo esta obra de sometimiento, “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Filipenses 2:13. El carácter determinará la naturaleza de la decisión y la acción. La acción no estará de acuerdo con los sentimientos y la inclinación, sino con el conocimiento de la voluntad de nuestro Padre que está en los cielos. Sigan y obedezcan la dirección del Espíritu Santo.—Carta 135, 1898. 2MCP 397.2