En el principio el Señor hizo al hombre recto. Fue creado con una mente perfectamente equilibrada, con el tamaño y la fortaleza de todos sus órganos en cabal desarrollo. Adán era un tipo de hombre perfecto. Todas las cualidades de su mente estaban bien proporcionadas; cada una de ellas tenía una función definida, no obstante, todas dependían unas de otras para su pleno y adecuado desempeño.—Testimonies for the Church 3:72 (1872). 2MCP 61.1