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Los mejores consoladores 2MCP 110

Los que han padecido las mayores aflicciones, con frecuencia son los que están en condiciones de proporcionar mayor consuelo a otros, porque irradian luz dondequiera que vayan. Estas personas han sido purificadas y suavizadas por sus aflicciones; no perdieron su confianza en Dios cuando los problemas las asediaban, sino que se refugiaron más profundamente en su amor protector. Estas personas constituyen una prueba viviente del tierno cuidado de Dios, quien produce tanto las tinieblas como la luz, y castiga para nuestro bien. Cristo es la luz del mundo, y en él no hay tinieblas. ¡Oh, luz preciosa! ¡Vivamos en la luz! Decid adiós a la tristeza y la aflicción. “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez lo diré: Regocijaos”. Filipenses 4:4.—Mensajes Selectos 2:313, 314 (1877). 2MCP 110.4