La obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 1 Corintios 3:13. RP 311.1
Se aproxima el fin de todas las cosas. Dios actúa en cada mente que se abre para recibir las impresiones de su Santo Espíritu. Está enviando mensajeros con la misión de amonestar cada lugar. Dios está poniendo a prueba la devoción de sus iglesias, y su disposición a obedecer las indicaciones del Espíritu. Aumentará el conocimiento. Se verá a los mensajeros del cielo que correrán de aquí para allá, tratando por todos los medios posibles de advertir a la gente respecto al juicio venidero, y de presentar las alegres nuevas de salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. Se exaltará la norma de justicia. RP 311.2
El Espíritu de Dios se acercará a los corazones de los hombres, y los que respondan a su influencia se convertirán en luces para el mundo. Por todas partes se los verá ir de un lado a otro para trasmitir a los demás la luz que recibieron, tal como ocurrió después del derramamiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés. Al dejar brillar su luz, recibirán cada vez más poder del Espíritu. La tierra se iluminará con la gloria de Dios. RP 311.3
Pero, ¡oh triste cuadro! Los que no se sometan a la influencia del Espíritu Santo pronto perderán las bendiciones que recibieron al reconocer la verdad como procedente del cielo. Caerán en una formalidad fría e insípida y perderán su interés en las personas que se pierden. Al dejar su primer amor Cristo les dice: “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido”. Apocalipsis 2:5. El quitará el Espíritu Santo de la iglesia, y lo dará a otros que lo apreciarán. RP 311.4
La mayor evidencia de que los que han recibido gran luz no la aprecian, es que no permiten que ella brille sobre los que están en tinieblas, y cuando dedican su tiempo y energía en celebrar formas y ceremonias.—The Review and Herald, 16 de julio de 1895. RP 311.5