En este siglo que se jacta de sus luces, la iglesia cristiana enfrenta un mundo que yace en las tinieblas de la medianoche, casi totalmente entregado a la idolatría. Un desprecio casi universal por la ley de Jehová está asemejando rápidamente al mundo a las ciudades de Sodoma y Gomorra. Como en los días anteriores al diluvio, la violencia llena la tierra. Los juegos de azar y el robo están llegando a ser males comunes. El uso de licores embriagantes está aumentando. Muchos que han seguido su propia voluntad no santificada tratarán de poner fin a su vida por el suicidio. La iniquidad y el crimen de toda clase se hallan en las altas esferas de la tierra, y los que consienten en estos errores están tratando de proteger del castigo a los culpables. Ni la centésima parte de la corrupción que existe es expuesta al mundo. Poco se conoce de la crueldad que hay en la tierra. La maldad de los hombres casi ha alcanzado su límite. TM 457.1
De muchas maneras Satanás está revelando que él gobierna el mundo. Está influyendo en los corazones de los hombres y corrompiendo sus mentes. Los hombres que ocupan altos puestos dan evidencia de que sus pensamientos son de continuo el mal. Muchos buscan riquezas y no tienen escrúpulos en acrecentar sus fortunas por medio de transacciones fraudulentas. El Señor permite que estos hombres se expongan el uno al otro en sus malas acciones. Algunos de sus inicuos procedimientos están siendo expuestos ante el mundo para que los hombres reflexivos que todavía tienen el íntimo deseo de ser honrados y justos con sus semejantes entiendan por qué Dios está comenzando a enviar sus juicios sobre la tierra. El Señor castigará seguramente al mundo por su iniquidad; “la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos”. . . TM 457.2
El Señor en su compasión está tratando de alumbrar el entendimiento de los que ahora andan a tientas en la oscuridad del error. Está demorando sus juicios sobre un mundo impenitente para que sus portaluces puedan buscar y salvar lo que se había perdido. El exhorta a su iglesia en la tierra a despertar del letargo en que Satanás ha tratado de sumirla, y cumplir la obra que el cielo le ha señalado de iluminar al mundo. Su mensaje a su iglesia en este tiempo es: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti”. Para estar a la altura de las condiciones existentes en el tiempo cuando las tinieblas cubren la tierra y la oscuridad las naciones, la iglesia de Dios ha sido comisionada para cooperar con Dios en esparcir la luz de la verdad bíblica. A los que tratan de hacer fielmente su parte como portadores de la preciosa luz se les da esta seguridad: “Mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento”. TM 458.1
El mundo hoy tiene una clamorosa necesidad de una revelación de Cristo Jesús en la persona de sus santos. Dios desea que sus hijos estén ante el mundo como pueblo santo. ¿Por qué? Porque hay un mundo que salvar por medio de la luz de la verdad evangélica; y a medida que el mensaje de verdad que ha de llamar a los hombres de las tinieblas a la luz maravillosa de Dios sea dado por la iglesia, la vida de sus miembros, santificada por el Espíritu de verdad, ha de ser un testimonio de la veracidad del mensaje proclamado. TM 458.2
Dios desea que sus hijos se coloquen en la debida relación con él para que puedan entender lo que el Señor exige de ellos por encima de cualquier otra cosa. Han de revelar a toda alma que lucha en el mundo lo que significa “hacer justicia, y amar misericordia” y humillarse ante su Dios. Dondequiera que estén, en el hogar o fuera de él, han de ser su pueblo observador de los mandamientos. Han de tener la seguridad de que sus pecados están perdonados y de que son aceptados como hijos del Altísimo. . . TM 458.3
El mundo se halla necesitado de la verdad salvadora que Dios ha confiado a su pueblo. El mundo perecerá a menos que llegue a conocer a Dios por medio de sus agentes escogidos. Con el poder del Espíritu Santo, los colaboradores de Dios han de trabajar con celo incansable y esparcir por el mundo la luz de la preciosa verdad. Al ir por los caminos y los vallados, al trabajar en los lugares desiertos de la tierra, en su país o en regiones lejanas, verán la salvación de Dios revelada de una manera notable. TM 459.1
Los fieles mensajeros de Dios deben tratar de hacer avanzar la obra del Señor en la forma en que él lo ha señalado. Han de colocarse a sí mismos en estrecha relación con el gran Maestro para que puedan ser enseñados diariamente por Dios. Han de luchar con Dios en oración ferviente por el bautismo del Espíritu Santo, para que puedan llenar las necesidades de un mundo que perece en el pecado. Toda potestad es prometida a aquellos que salen con fe a proclamar el Evangelio eterno. A medida que los siervos de Dios lleven al mundo el mensaje vivo que acaban de recibir del trono de la gloria, la luz de la verdad brillará como una lámpara que arde, alcanzando con su luz toda región del mundo. Así las tinieblas del error y la incredulidad serán disipadas de la mente de los sinceros de corazón en todos los países, que buscan ahora a Dios, “si en alguna manera, palpando, puedan hallarle”. TM 459.2