Mientras por un lado ha habido tanto temor de la excitación y el entusiasmo en el servicio de Dios, se ha manifestado un entusiasmo en otro aspecto que parece congeniar completamente con la naturaleza de muchos. Me refiero a las reuniones de placer que se han realizado entre nuestro pueblo. Estas ocasiones han insumido mucho del tiempo y de la atención de quienes profesan ser siervos de Cristo; pero ¿han tendido estas reuniones a glorificar el nombre del Señor? ¿Fue invitado Jesús a presidirlas? Las reuniones para tener intercambio social pueden hacerse de tal manera que sean provechosas e instructivas en el más alto grado cuando los que se reúnen tienen el amor de Dios encendido en sus corazones, cuando se reúnen para intercambiar pensamientos con respecto a la Palabra de Dios, o para considerar métodos para hacer progresar su obra, y para hacer bien a sus semejantes. Cuando no se hace ni se dice nada que agravie al Espíritu Santo de Dios, sino que se lo considera como huésped bienvenido, entonces Dios es honrado, y los que se reúnen son refrigerados y fortalecidos. “Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe”. TM 82.1
Pero ha habido una clase de reuniones sociales en Battle Creek de carácter enteramente distinto, reuniones de placer que han sido una vergüenza para nuestras instituciones y para la iglesia. Estimulan el orgullo en el vestir, el orgullo de la apariencia, la complacencia propia, la hilaridad, y la frivolidad. Satanás es recibido como huésped honrado, y toma posesión de los que patrocinan estas reuniones. Me fue presentada una vista de uno de estos grupos donde estaban reunidas personas que profesan creer la verdad. Uno estaba sentado frente al instrumento de música, y salían canciones que hacían llorar a los ángeles que contemplaban la escena. Había alegría, risotadas, abundancia de entusiasmo, y cierta clase de inspiración; pero la alegría era del tipo que sólo Satanás es capaz de crear. Este es un entusiasmo y una infatuación de los cuales se avergonzarán todos los que aman a Dios. Prepara a los participantes para pensamientos y acciones no santas. Tengo razones para pensar que algunos que estaban participando en esa escena se arrepintieron sinceramente de su vergonzosa actuación. TM 82.2
Me fueron presentadas muchas reuniones por el estilo. He visto las bromas, la ostentación en el vestir, los adornos personales. Todos quieren pasar por personas brillantes, y se entregan a la hilaridad, a chanzas necias, a la adulación barata y grosera, y a las risotadas ruidosas. Los ojos centellean, las mejillas están encendidas, pero la conciencia duerme. Comiendo, bebiendo y divirtiéndose, hacen lo mejor que pueden para olvidar a Dios. La escena de placer es su paraíso. Y el cielo está observando, viéndolo y oyéndolo todo. TM 83.1
Vamos a otra escena. En las calles de la ciudad hay un grupo de personas reunidas para una carrera de bicicletas. [veasé el Apéndice.] En ese grupo también hay quienes profesan conocer a Dios y a Jesucristo a quien él ha enviado. Pero ¿cuál de los espectadores de la excitante carrera pensaría que aquellos que se estaban exhibiendo de esa manera eran seguidores de Cristo? ¿Quién supondría que algunos de los que constituían el grupo sentían su necesidad de Cristo? ¿Quién pensaría que comprendían el valor de su tiempo y de sus facultades físicas como dones de Dios que debían ser preservados para su servicio? ¿No piensan en el peligro de accidentes, o que la muerte puede ser el resultado de su alocada carrera? ¿Quién ha orado por la presencia de Jesús y la protección de los ángeles ministradores? ¿Es glorificado Dios por estas realizaciones? Satanás está jugando el juego de la vida por la posesión de estas almas, y a él le agrada lo que ve y lo que oye. TM 83.2
Si un ferviente cristiano comienza a participar de este deporte se coloca cuesta abajo. Ha dejado la región saturada de la atmósfera vital del cielo, y se ha sumergido en una atmósfera de niebla y confusión. Puede ser que algún humilde creyente sea inducido a practicar este deporte. Pero si mantiene su relación con Cristo, no podrá participar de corazón en la excitante escena. Las palabras que oye no concuerdan con su forma de ser, porque no son el lenguaje de Canaán. Quienes las pronuncian no dan evidencia de estar alabando a Dios en sus corazones; al contrario, hay una evidencia inconfundible de que Dios ha sido olvidado. Está ausente de todos sus pensamientos. Estas fiestas y reuniones deportivas excitantes, hechas por quienes profesan ser cristianos, son una profanación de la religión y del nombre de Dios. TM 84.1
El tenor de la conversación revela el tesoro del corazón. La conversación barata, común, las palabras de adulación, las argucias tontas, dichas para producir risa, son la mercadería de Satanás, y todos los que se dejan dominar por este tipo de conversación están traficando con mercadería diabólica. Los que escuchan estas cosas reciben impresiones similares a las que recibió Herodes cuando la hija de Herodías danzó ante él. Todas estas actividades son registradas en los libros del cielo, y en el gran día final aparecerán en su verdadera luz ante los culpables. Entonces todos discernirán en ellas la obra tentadora y engañosa del demonio para conducirlos por la senda ancha y por la puerta espaciosa que se abre para su ruina. TM 84.2
Satanás ha estado multiplicando sus trampas en Battle Creek y usa como señuelo a profesos cristianos que son superficiales en su carácter y en su experiencia religiosa. Esta clase de personas está siempre lista para las reuniones de placer y para los juegos, y su influencia atrae a otros. Jóvenes de ambos sexos que han tratado de ser cristianos según lo enseña la Biblia son persuadidos a unirse al grupo y entran en el círculo. No consultaron con oración la norma divina para saber lo que Cristo ha dicho con respecto al fruto que ha de llevar el árbol cristiano. No disciernen que estos entretenimientos son realmente un banquete de Satanás, preparado para impedir que las almas acepten el llamado a la cena de bodas del Cordero; les impiden recibir el manto blanco del carácter, que es la justicia de Cristo. Quedan confundidos con respecto a lo que les es lícito hacer como cristianos. No quieren que se piense que son raros, y naturalmente se inclinan a seguir el ejemplo de los demás. Así caen bajo la influencia de quienes nunca tuvieron el toque divino en el corazón o en la mente. TM 85.1
En estas reuniones excitantes, seducidos por el hechizo y la pasión de la influencia humana, jóvenes que fueran cuidadosamente instruidos a obedecer la ley de Dios, son inducidos a vincular sus afectos con aquellos cuya educación ha sido un error, y cuya experiencia religiosa ha sido un fraude. Se venden a un vínculo que dura toda la vida. Mientras vivan, tendrán que ser estorbados por su unión con una persona de carácter barato y superficial, que vive para la ostentación, pero que no tiene el precioso ornamento interior de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Cuando la enfermedad y la muerte visiten a aquellos que han vivido tan sólo para agradarse a sí mismos, éstos descubrirán que no han provisto aceite en las vasijas de sus lámparas, y están totalmente ineptos para cerrar la historia de su vida. Esto ha ocurrido, y continuará ocurriendo. TM 85.2
Preguntamos acerca de aquellos que han tenido gran luz en Battle Creek: ¿Ha perdido la verdad de Dios su influencia sobre el alma? ¿Se ha empañado el oro fino? ¿Cuál ha sido la causa de este fanatismo y de este entusiasmo? Una terrible responsabilidad descansa sobre los padres amadores del mundo y egoístas, porque el pecado está a su puerta. ¡Cuánto más favorable sería si los edificios de la escuela que están ahora en Battle Creek se hallaran lejos de la ciudad, y separados de una comunidad tan grande de profesos observadores del sábado! TM 86.1
Está cundiendo en el mundo la impresión de que los adventistas del séptimo día están dando a la trompeta un sonido incierto, y que están siguiendo la senda de la mundanalidad. Hay familias en Battle Creek que se están apartando de Dios al hacer planes de casamiento con personas que no tienen amor por Dios, que han llevado una vida frívola, que nunca han practicado la abnegación y no conocen por experiencia lo que significa ser colaboradores de Dios. Están haciéndose transacciones extrañas. Se reciben y se enseñan falsos aspectos del cristianismo, los cuales atan a las almas al engaño y el error. Los hombres caminan a la luz de las teas que ellos mismos encendieron. Los que aman y temen a Dios no descenderán al nivel del mundo al elegir la sociedad de seres vanidosos y frívolos. No quedarán hechizados por hombres o mujeres que no se hayan convertido. Han de permanecer firmes por Jesús, y entonces Jesús los sostendrá. TM 86.2
Algunos de los que conocen la verdad, pero no la practican, están pisoteando la ley de Dios en sus transacciones comerciales. No debemos tener asociación íntima con ellos, no sea que nos contagiemos de su espíritu y compartamos su condenación. El patriarca Jacob, al hablar de ciertos hechos de sus hijos, que él contemplaba con horror, exclamó: “En su consejo no entre mi alma, ni mi espíritu se junte en su compañía”. Sentía que su propio honor se vería comprometido si se asociaba con los pecadores en sus hechos. El alza la señal de peligro para amonestarnos contra tales asociaciones, no sea que nos hagamos partícipes de sus maldades. El Espíritu Santo, mediante el apóstol Pablo, pronuncia una advertencia similar: “Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas”. TM 87.1
El Dios eterno ha trazado la línea de distinción entre los santos y los pecadores, los convertidos y los inconversos. Las dos clases no se mezclan imperceptiblemente como los colores del arco iris. Son tan distintas como el mediodía de la medianoche. TM 87.2
Los que buscan la justicia de Cristo se espaciarán en los temas de la gran salvación. La Biblia es el almacén que surte sus almas de alimento nutritivo. Meditan en la encarnación de Cristo, contemplan el gran sacrificio hecho para salvarlos de la perdición, para llevarles perdón, paz y justicia eterna. El alma arde con estos temas grandiosos y elevadores. La santidad y la verdad, la gracia y la justicia, ocupan los pensamientos. El yo muere, y Cristo vive en sus siervos. Al contemplar la Palabra, sus corazones arden dentro de ellos, como ocurrió con los corazones de los discípulos mientras iban hacia Emaús y Cristo anduvo con ellos por el camino, y les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. TM 87.3
¡Cuán pocos se dan cuenta de que Jesús camina invisible a su lado! ¡Cuán avergonzados se sentirían muchos de oír su voz hablándoles, y de saber que él ha oído toda su conversación insensata y trivial! ¡Y cuántos corazones arderían con santo gozo si tan sólo supieran que el Salvador está a su lado, que la atmósfera santa de su presencia los rodea, y que están alimentándose del pan de vida! ¡Cuánto le agradaría al Salvador oír a sus seguidores hablando de las preciosas lecciones de instrucción que él dio, y saber que ellos tienen apetencia por las cosas santas! Cuando la verdad mora en el corazón, no hay lugar para criticar a los siervos de Dios, o para encontrar faltas en el mensaje que él envía. Lo que está en el corazón fluirá de los labios. No podrá ser reprimido. Las cosas que Dios ha preparado para aquellos que le aman serán el tema de la conversación. El amor de Cristo está en el alma como una fuente de agua que salta para vida eterna y que hace surgir corrientes vivas que llevan vida y alegría por dondequiera fluyan.*[Estudio adicional: El Deseado de Todas las Gentes, 279, 280; Testimonies for the Church 5:12-14, 74, 78, 206, 505, 506, 542-549; Testimonios para la Iglesia 2:289-292; Conducción del Niño, 310, 422; Joyas de los Testimonios 2:74, 75, 215; El hogar adventista, 416, 418, 419, 423, 426 (1894).] TM 88.1