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Abigail VEUC 394

Su carácter bondadoso y pacífico—La piedad de Abigail, como la fragancia de una flor, se expresaba inconscientemente en su semblante, sus palabras y sus acciones. El Espíritu del Hijo de Dios moraba en su alma. Su palabra, sazonada de gracia, y henchida de bondad y de paz, derramaba una influencia celestial. Impulsos mejores se apoderaron de David, y tembló al pensar en lo que podría haber resultado de su propósito temerario. “Bienaventurados los pacificadores: porque ellos serán llamados hijos de Dios”. Mateo 5:9. ¡Ojalá que hubiera muchas personas como esta mujer de Israel, que suavizaran los sentimientos irritados, y sofocaran los impulsos temerarios, y evitaran grandes males por medio de palabras impregnadas de una sabiduría serena y bien dirigida!—Historia de los Patriarcas y Profetas, 724. VEUC 394.2