No hablaba con precipitación, ni ira—Por medio de la ayuda que Cristo puede dar, seremos capaces de refrenar la lengua. Aunque él fue probado [terriblemente] para que hablara precipitadamente y con ira, ni una sola vez pecó con sus labios. Con paciente calma hizo frente a las burlas, los sarcasmos y al ridículo de sus compañeros, en el banco de carpintero. En vez de replicar con ira, comenzaba a cantar uno de los bellos salmos de David, y sus compañeros se unían con él en el himno, antes de que se dieran cuenta de lo que estaban haciendo. ¡Qué transformación se produciría en este mundo si los hombres y las mujeres de hoy día, siguieran el ejemplo de Cristo en el uso de las palabras!—Comentario Bíblico Adventista 7:948. VEUC 92.1
Siempre tenía una disposición amable—El amor hará lo que no logrará la discusión. Pero un momento de petulancia, una sola respuesta abrupta, una falta de cortesía cristiana, en algún asunto sin importancia, puede dar por resultado la pérdida, tanto de amigos, como de influencia. VEUC 93.1
El obrero cristiano debe esforzarse por ser lo que Cristo era, cuando vivía en esta tierra. El es nuestro ejemplo, no sólo en su pureza sin mancha, sino también en su paciencia, amabilidad y disposición servicial. Su vida es una ilustración de la cortesía verdadera. El tenía siempre una mirada bondadosa, y una palabra de consuelo para los menesterosos y los oprimidos. Su presencia hacía más pura la atmósfera del hogar. Su vida era como levadura que obraba, entre los elementos de la sociedad.—Obreros Evangélicos, 127. VEUC 93.2