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Capítulo 22—El obrero modelo VEUC 121

Cristo es el ejemplo del obrero cristiano—El obrero cristiano debe esforzarse, por ser lo que Cristo era cuando vivía en esta tierra. El es nuestro ejemplo, no sólo en su pureza sin mancha, sino también en su paciencia, amabilidad y disposición servicial. Su vida es una ilustración de la cortesía verdadera. El tenía siempre una mirada bondadosa y una palabra de consuelo, para los menesterosos y los oprimidos. Su presencia hacía más pura la atmósfera del hogar. Su vida era como levadura que obraba entre los elementos de la sociedad. Pura y sin mancha, andaba entre los irreflexivos, groseros y descorteses; entre injustos publicanos y samaritanos, soldados paganos, toscos campesinos y la muchedumbre. Aquí y allá dejaba caer palabras de simpatía.—Obreros Evangélicos, 127. VEUC 121.1

Era un representante del cielo—El Salvador del mundo quiere que sus colaboradores le representen; y cuanto más íntimamente un hombre ande con Dios, tanto más perfecta será su manera de dirigirse a la gente, así como su comportamiento, su actitud y sus ademanes. En nuestro Modelo, Cristo Jesús, no se vieron nunca modales groseros y desmañados, El era representante del Cielo, y los que le siguen deben ser semajantes a él.—Testimonios Selectos 3:327. VEUC 122.1

Un sermón ejemplar—El Sermón del Monte es un ejemplo, de cómo debiéramos enseñar. ¡Qué cuidado ejerció Cristo para hacer que los misterios ya no fueran misterios, sino verdades sencillas y simples! En sus instrucciones no había nada vago, ni difícil de entender. VEUC 122.2

“Y él empezó a enseñarles”. Mateo 5:2. Sus palabras no eran habladas como en susurro, ni sus expresiones duras y desagradables. El hablaba con claridad y énfasis, con una fuerza solemne y convincente.—Testimonies for the Church 7:269. VEUC 122.3

Es un modelo para los obreros—En su obra de ministerio a favor de los enfermos y afligidos, Cristo se destaca ante el mundo, como el más importante de los médicos misioneros que el mundo ha conocido jamás, y el modelo para cada obrero cristiano misionero. El conocía la palabra correcta que hablar a cada sufriente, y no solamente hablaba lo que traía sanidad al cuerpo, sino convicción al alma e iluminación espiritual. El llevó el conocimiento de sí mismo y de las principales necesidades del alma a los que lo buscaban. VEUC 122.4

Los discursos de Cristo, eran la explicación espiritual de su ministerio para los afligidos.—Medical Ministry, 194. VEUC 123.1

No sólo sermoneaba—Cristo es el ministro Modelo. ¡Qué directas y al punto, qué bien adaptadas al propósito y las circunstancias, eran las palabras de Cristo! ¡Cuán claras y convincentes eran sus ilustraciones! Su estilo, se caracterizaba por sencillez y solemnidad. Mediante las enseñanzas de Cristo, no hay nada que justifique el uso de anécdotas humorísticas, por parte del ministro en el púlpito. Las lecciones de Cristo debieran ser cuidadosamente estudiadas, y los temas, maneras y formas de discursos, debieran ser modeladas conforme al Modelo divino. Un despliegue de oratoria, una retórica ostentosa, y un porte refinado no constituyen un buen discurso... Cristo no sermoneaba como hacen hoy los hombres. Usando tonos intensamente fervientes, les daba seguridad de la vida venidera, del camino de salvación.—The Review and Herald, 23 de junio de 1891. VEUC 123.2