Nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. 2 Pedro 3:13. MSV76 349.1
Los pies de los malvados nunca profanarán la tierra renovada. Del cielo descenderá fuego de Dios para devorarlos y quemarlos: raíz y rama. Satanás es la raíz y sus hijos las ramas.19Primeros Escritos, 51, 52. MSV76 349.2
El mismo fuego proveniente de Dios que consumió a los impíos purificó toda la tierra. Las desgarradas montañas se derritieron con el ardiente calor; también la atmósfera y todo el rastrojo fueron consumidos. Entonces nuestra heredad apareció delante de nosotros, gloriosa y bella, y heredamos toda la tierra renovada.20Primeros Escritos, 54. MSV76 349.3
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra han pasado”. Apocalipsis 21:1 (VM). El fuego que consume a los impíos purifica la tierra. Desaparece todo rastro de maldición. Ningún infierno que arda eternamente recordará a los redimidos las terribles consecuencias del pecado.21Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 732. MSV76 349.4
El mar separa a los amigos; establece una barrera entre nosotros y aquellos a quienes amamos. El vasto e insondable océano rompe nuestros vínculos. En la tierra nueva ya no habrá mar, ni habrá allí “galeras con remos”. En lo pasado, muchos que amaban y servían a Dios fueron encadenados a los asientos de las galeras y obligados a cumplir la voluntad de hombres crueles y de corazón duro. El Señor ha contemplado sus sufrimientos con simpatía y compasión. Gracias a Dios, en la tierra nueva no habrá corrientes impetuosas, ni océanos invasores, ni olas inquietas y bulliciosas.22The S.D.A. Bible Commentary 7:988. MSV76 349.5
Todo lo hermoso de nuestra patria terrenal ha de recordarnos el río de cristal y los campos verdes, los árboles ondeantes y las fuentes de aguas vivas, la ciudad resplandeciente y los cantores vestidos de blanco de nuestra patria celestial, el mundo de una belleza que ninguna lengua humana puede describir. “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”.23Los Hechos de los Apóstoles, 493, 494. MSV76 349.6