Hay muchas creencias que la mente no tiene derecho de albergar. Adán creyó la mentira de Satanás, las astutas insinuaciones contra el carácter de Dios. “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Génesis 2:16, 17. Cuando Satanás tentó a Eva, le dijo: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”. Génesis 3:1-5. 1MS 251.2
El conocimiento de la culpa era el que Dios no quería que tuvieran nuestros padres. Y cuando ellos aceptaron los asertos de Satanás, que eran falsos, se introdujeron en nuestro mundo la desobediencia y la transgresión. Esta desobediencia a la orden expresa de Dios, y este creer la mentira de Satanás, abrieron las compuertas a las aflicciones en el mundo. Satanás ha continuado la obra comenzada en el jardín del Edén. Ha trabajado vigilantemente para que el hombre acepte sus asertos como una prueba contra Dios. Ha trabajado contra Cristo contrariando los esfuerzos que Jesús hace para restaurar la imagen de Dios en el hombre e imprimir en su alma la similitud de Dios. 1MS 251.3
La creencia en una falsedad no convirtió a Pablo en un hombre bondadoso, tierno y compasivo. Era un fanático religioso, grandemente airado contra la verdad concerniente a Jesús. Recorría el país prendiendo a hombres y mujeres y llevándolos a la prisión. Hablando de esto, dice, “Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros. Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres”. Hechos 22:3, 4. 1MS 252.1
La familia humana está en dificultad debido a su transgresión de la ley del Padre. Pero Dios no deja al pecador hasta que le muestra el remedio para el mal. El unigénito Hijo de Dios ha muerto para que podamos vivir. El Señor ha aceptado este sacrificio en nuestro favor, como nuestro sustituto y garantía, bajo la condición de que recibamos a Cristo y creamos en él. El pecador debe ir a Cristo con fe, aferrarse de sus méritos, poner sus pecados sobre Aquel que los lleva y recibir su perdón. Debido a esto vino Cristo al mundo. Así se imputa la justicia de Cristo al pecador arrepentido que cree. Llega a ser miembro de la familia real, hijo del Rey celestial, heredero de Dios y coheredero con Cristo. 1MS 252.2