Los que están relacionados con el servicio de Dios deben estar purificados de toda hebra de egoísmo. Todo debe hacerse de acuerdo con la orden: “Todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo” (Colosenses 3:17) “para la gloria de Dios”. 1 Corintios 10:31. Las leyes de justicia y equidad de Dios deben ser estrictamente obedecidas en las transacciones entre vecino y vecino, hermano y hermano. Hemos de buscar el orden perfecto y la justicia perfecta, de acuerdo con la similitud propia de Dios. Sólo así nuestras obras soportarán la prueba del juicio... 1MS 134.2
El cristianismo se ha de revelar en el más tierno afecto mutuo. La vida cristiana está compuesta de deberes y privilegios cristianos. En su sabiduría, Cristo dio a su iglesia, en su infancia, un sistema de sacrificios y ofrendas de las cuales él mismo era el fundamento y mediante las cuales se prefiguraba su muerte. Cada sacrificio lo indicaba como el Cordero muerto desde la fundación del mundo, para que todos pudieran comprender que la paga del pecado es muerte. En él no había pecado, y sin embargo murió por nuestros pecados. 1MS 134.3
El sistema simbólico de ceremonias tenía un fin: la vindicación de la ley de Dios, para que todos los que creen en Cristo pudieran llegar “a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Efesios 4:13. En la obra cristiana hay amplio lugar para la actividad de todos los dones que Dios ha dado. Todos se han de unir para realizar los requerimientos de Dios, revelando en cada paso aquella fe que obra por el amor y purifica el alma. 1MS 135.1
Cristo ha de recibir supremo amor de parte de los seres que ha creado. Y requiere que el hombre fomente una consideración sagrada por sus prójimos. Cada alma salvada lo será por el amor que comienza con Dios. La verdadera conversión es un cambio del egoísmo al amor santificado para Dios y al amor mutuo entre los hombres. ¿Harán una reforma completa los adventistas del séptimo día para que sus almas manchadas por el pecado puedan ser limpiadas de la lepra del egoísmo? 1MS 135.2
Debo hablar la verdad a todos. Los que han aceptado la luz de la Palabra de Dios, nunca, nunca han de dejar la impresión en las mentes humanas de que Dios tolerará sus pecados. Su Palabra define el pecado como la transgresión de la ley.—Manuscrito 16, 1901. 1MS 135.3