Cuando el poder divino se combine con el esfuerzo humano, la obra se propagará como fuego en el rastrojo. Dios empleará instrumentos cuyo origen no podrá discernir el hombre: ángeles harán una obra que los hombres podrían haber tenido la bendición de realizar si no hubieran sido descuidados en responder a las demandas de Dios.—The Review and Herald, 15 de diciembre de 1885. 1MS 138.3